El Trofeo Santiago Bernabéu sirvió al Real Madrid para acumular minutos antes del inicio de Liga, al madridismo para confirmar su fe ciega en Mourinho y al técnico luso para ambas cosas: preparar el inicio de la competición y reforzar su posición en el club. El conjunto blanco dejó su torneo en casa después de remontar el tempranero tanto del Galatasaray y en medio de continuos vítores a su entrenador.
En 90 minutos se disputaron dos partidos en el coliseo madridista. El primero comenzó con las muestras de apoyo a Mourinho. Una sucesión de pancartas, algunas rayando lo bochornoso, recibieron al luso una semana después de la Supercopa. El césped pasó a un segundo plano mientras el público se entretenía ovacionando cada homenaje al técnico.
Síntoma o casualidad de lo que sucedió otras veces, el exagerado papel de su técnico desvirtuó el juego del equipo, cuyos cinco sentidos no estaban en el verde. Mientras los futbolistas comprendían que el tiempo de aplausos había terminado y llegaba el momento de demostrar, el Galatasaray se hizo dueño del campo a base de correr y correr. La entrega turca achicó la enorme diferencia que dista entre ambos equipos.
No había terminado el Bernabéu de colgar su última pancarta en favor de Mourinho cuando el Galatasaray se adelantó en el marcador. Después de que el balón se paseara por el área de Adán -dueño de la portería durante todo el partido como advertencia extrafutbolística a Casillas-, Eboue rompió la cintura de Sergio Ramos y sirvió el primer tanto del encuentro a Inan. En diez minutos, los turcos ya habían demostrado en Madrid todas sus virtudes.
Fuente: Marca.com